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lunes, 30 de diciembre de 2013


 y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido



Me atreveré a llamar afortunado al Sr. Benedetti ya que le encuentra sentido al mundo entre esos brazos. En mi caso creo injusto cargar en los brazos, ya sean propios o ajenos, receptores o receptivos, el peso de una losa tan pesada como el sinsentido de este mundo. Sobre todo porque no tengo claro si el sinsentido es propio, compartido, o distante y ajeno.... o quizás un poco de cada una según la hora de día, la altura del sol, los vientos helados del norte. Y quien me asegura a mi si ese mundo es real, si es ficticio o si simplemente es onírico e imaginario o incluso imaginado.
En cambio, mis culpas y mis fracasos son más fáciles de entender, o al menos de asumir. Tener unos brazos donde refugiarte, de una manera no necesariamente romántica (pero también), a veces ayuda a tomar perspectiva. Pero sobre todo puede ayudar a retomar la confianza en la humanidad. Hablo de la humanidad como valor moral, como el deber de ejercer cierto comportamiento humanitario. Otros lo llaman decencia o empatia, aunque si me preguntan, para mi no deja de ser simplemente sentido común. Y finalmente debo claudicar ante la clarividencia del sr. Benedetti. Encontrar la manera de mantener un poco de decencia, humanidad, empatia y sentido común no es poca cosa y puede hacer que el mundo, además de ser más confortable, si tenga realmente sentido. Quizás el problema desde el principio es que no aprendimos a abrazar como lo hace Benedetti.  ¿Qué opinan?





  Abrir comillasLa confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad.Cerrar comillas
MONTAIGNE, Michel de